2014


O b s e r v a t o r i o  U r b a n o
-  E  P  I  L  O  G  O  -





Parc Central (2014)
162x162cm.
Impresión Lambda







Alcantarilla (2013)
26x90cm.
Impresión Lambda







San Felip de Neri (2012)
35x90cm.
Impresión Giclée











YT (2014)
44x123cm.
Impresión Lambda










Roque Saenz Peña y Las Heras (2014)
52x160cm.
Impresión Lambda







Firpo (2014)
60x95cm.
Impresión Lambda







Fondos Nueva Terminal (2014)
47x143cm.
Impresión Lambda






Molinos Centenario (2014)
27x51cm.
Impresión Giclée









Una aproximación al Símbolo

La experiencia simbólica implica al yo en un proceso de decodificación de los sentidos, al tiempo que manifiesta una comunicación siempre activa y constructiva entre la información que tenemos almacenada en nuestra memoria y la nueva que recibimos, lo cual enriquece la elaboración de significados, que surgen de la interacción.
Dicha comunicación en su expresión, favorece la síntesis de lo manifestado por un agente emisor a otro que  recibe el mensaje, se abre en ese encuentro a los distintos aspectos de la realidad -tanto concientes como inconcientes, personales como colectivos-,  genera sinapsis y conexiones dentro de un dialogo abierto y en constante transformación.
Este texto intenta una aproximación a dicho tejido simbólico y vivencial, e invita a la posibilidad de construir nuestro mito personal a partir de la propia biología y la de los arquetipos que se despliegan en la interacción con el otro y con su entorno.
Para este desarrollo mutifocal partimos de un amplio abanico de cualidades que el símbolo como lenguaje contiene: es universal, por que comunica mas allá de la lengua y la creencia especifica del lugar. Es atemporal y multidimensional, pues es capaz de viajar mas allá de su tiempo y de su espacio. Demuestra  un carácter polivalente, al informar simultáneamente distintas realidades y estados de conciencia.
Por medio de los principios herméticos de correspondencia -donde a un mismo elemento simbólico le corresponden muchos significados- y de correlación -en el que un mismo significado puede expresarse mediante muchos significantes- nos permite reconectar intuitivamente con nuestro sistema interior de comprensión, que es capaz de generar las sincronías necesarias con el instante presente para que el símbolo sea vivificado y nos abra a un orden suprahistorico.
Según su etimología, la palabra Símbolo procede del griego Symbolon, y hace referencia a un pacto, a un signo de reconocimiento que sirve de legitimación y prueba. Significa, por tanto, “hacer coincidir”, fusionar, reunir por un común acuerdo dos realidades que se encontraban separadas.
El símbolo indica lo contrario que la palabra diabolo; dia: ‘a través de’ y bolo: ‘tirar’. Con diabolo expresamos que tiramos y dividimos; en cambio, con el símbolo indicamos que reunimos lo que ha sido dividido; devuelve algo separado a su estado primigenio de fusión. Pareciera que, como el “Ouroburos” (serpiente que se muerde la cola), a través del símbolo estamos siempre volviendo al origen.
En la antiguedad, el anfitrión regalaba a su huésped la llamada tessera hospitalis o «tablilla de recuerdo», que partía en dos para que, en el re-encuentro, sirviese como memoria del pacto. Está imagen evoca así una alianza, un puente entre materia y espíritu. Conecta lo exotérico con lo esotérico, convirtiéndose en medio idóneo para expresar ideas de orden metafísico.

Es así que, mediante distintas imágenes, sensaciones, sonidos, geometrías, formas melódicas y ondas armónicas que manan de una fuente perenne, la Naturaleza se comunica simbólicamente con nosotros, aportándonos sentido y despertándonos vivencias emocionales y resonancias que nos conectan con algo trascendental y profundo.





Cortadero (2014)
28x42cm.
Impresión Giclée










Ciudad de las Artes y las Ciencias (2014)
386x455cm.
Impresión Inkjet sobre vinilo adhesivo







Garatge (2014)
32x230cm.
Impresión Lambda







El Hombre-Ciudad-Templo como símbolo en construcción

El latín tiene dos palabras para referirse a la ciudad, urbanus y urbani. La primera se refiere a la construcción, la segunda a los ciudadanos; dos realidades distintas que expresan cómo la ciudad forma, conforma y configura a la ciudadanía.
Los etimologistas hacen derivar la palabra templum de tueri, mirar, escrutar, observar. Templum también es “cortar”, “demarcar”, acción que realizaba el Augur o agrimensor, quien cortaba el cielo para contemplar el vuelo de las aves, en un rito adivinatorio donde se trazaba un templo simbólico y a partir de allí se delimitaba el campo de observación. Dicha división luego se reproducía en todos los niveles terrenales, como ciudades, rituales, tribus, etc. Era un esquema sintético, trazado en el suelo mediante el lituus, y tenía carácter analógico, por lo que no implicaba una transposición literal de la topología celeste.
La fundación de una ciudad se desarrollaba mediante rituales magico-religiosos, donde se “repetia” la creación del mundo. Para establecer dichos asentamientos, éste Augur clavaba un gnomon en el centro que haría las funciones de eje vertical de la ciudad, conocido como axis mundiónfalos u ombligo-. Asi se transformaba el caos inicial sin limites en orden o cosmos. La ciudad y el cosmos encuentran aquí su analogía directa.
Dichas analogías -plasmadas en planos que eran representación geométrica del orden cósmico- son conocidas hoy como mandalas, yantras, laberintos, círculos mágicos u otros tantos modelos que surgen de un punto central que se expande equidistante y marca el territorio que separa un espacio “sacro” de otro “profano”.
Carl G. Jung relacionó la universalidad de los mandalas con expresiones de un inconsciente colectivo. Él veía en el centro de éstos al sí-mismo (Selbst), que el sujeto debía perfeccionar en su proceso de individuación.
En la actualidad, esta separación ha diluido sus fronteras a tal punto que lo sagrado –segregado- puede encontrarse inmerso en cualquier plano de la creación; de la misma forma, la unión con lo divino ya no es exclusivo a un lugar, ni a una persona. Es así que la vieja premisa mística, que habla del hombre como templo y microcosmos, se encuentra abierta a todo aquel que la busque y se “conozca a si mismo”, solo es preciso una apertura humilde, honesta y desde el corazón.
Es decir que el conocimiento de dicha conexión se hizo accesible al profano, quien puede desde su “centro móvil” convertirse en ese templo, cuyo eje es capaz de enlazar al cielo con la tierra, mas allá del lugar donde se realice dicho encuentro.
Jung supo decir que “la analogía es el único lenguaje comprendido por el subconsciente”, éste lenguaje se encuentra íntimamente ligado al alma del mundo, que lo hace participe de cierto espíritu universal presente en todas las cosas por medio de sus signaturas y patrones comunes. Así, tal y como expresó Eliphas Levi, “cuando la creación busca analogía con la verdad el imaginar es ver y el hablar es crear”.
Entonces, la totalidad de la creación se nos presenta como un código simbólico armónico, en el que todo está interrelacionado. Doble naturaleza simbólica, vibracional, que implica materia e idea, y que suma como un tercer principio esencial al interprete, quien completa dicha experiencia de fusión.
Platón decía que “las formas son números… el mundo es, en todas sus partes, una aritmética viviente en sus desarrollo y una geometría realizada en su reposo” Y fue Pitágoras, su predecesor, el que abrió en el pensamiento occidental el camino de observación de los arquetipos inscriptos en la Naturaleza, quien habló de los números y sus cualidades como fuerzas inherentes en profunda analogía con los fenómenos del universo. Nos hizo comprensibles la música de las esferas que, con su vibración, interpenétra y modela al Cosmos en su totalidad.
Es así que éstos principios arquetípicos forman parte activa de un universo de relaciones entre la psique humana y el mundo exterior. En ellos se sintetiza nuestra noción de realidad y a través de ellos se proyecta el deseo de trascender el momento existencial, en equilibrio espacio-temporal. Son, a su vez, ese hilo mítico que estructura toda nuestra cultura desde tiempos inmemoriales.
Finalmente, es a partir de los mitos que se despliega la historia personal o colectiva del inconciente en un sistema dinámico, donde los símbolos se vuelven palabras -que condensan energía psíquica- y los arquetipos ideas -que condensan símbolos-. Estos son capaces de penetrar en la profundidades de los comportamientos y actitudes de la humanidad y de la experiencia metafísica con su entorno para reconectarnos con nuestra esencia y con la fuente de nuestra Naturaleza.








Office (2014)
65x50cm.
Impresión Lambda








Interior de La Sagrada Familia (2014)
128x44cm.
Impresión Lambda





Mercat Central (2014)
90x90cm.
Impresión Lambda







Puerta de Brandenburgo (2014)
50x462cm.
Impresión Inkjet sobre vinilo adhesivo








En torno a la obra de Manuel Pascual

La fotografía comprende, desde su origen, conceptos relacionados a la memoria, a la luz portadora de información y a los procesos biológicos capaces de retener e integrar un gran cúmulo de signos y símbolos propios de nuestra relación con el entorno.
En esa relación de lo digital y lo analógico, y sus implicaciones en las posibles interpretaciones simbólicas de la realidad, la imagen arquetípica vuelta proto-imagen indiferenciada, estalló en mil fragmentos que luego serán reconstruidos mediante una fragua computacional.
Existe en su abordaje la idea de mapeo permeable, holodinámico, donde conviven simultáneamente la formalidad propia del arquetipo con una informalidad sutil, surgida de un alma sensible y naturalista.
Contemplación de una arquitextura y un paisaje objetuado mediante cierta densidad de capas-estratos, para ser prospectado “geo-biologicamente”, a la manera de un augur contemporáneo.
Aquí, la arquitectura asume el gesto generoso de divulgar todas sus verdades a través de la correcta interpretación de su forma, medidas, proporciones, valores y cualidades.
Hay muchos observatorios dentro de uno, varios acercamientos a una realidad que muta en cada paso, subjetivándose, al mismo tiempo, convirtiéndose en algo casi puro, perfecto, consagrado por pequeñas claves cotidianas y frutos de un humor cercano, de un amor por eso que se observa, que al final de cuentas termina siendo uno mismo.
Desde esa hiper-identificación regional, donde emerge la idiosincracia (palabra cuya raiz es griega y su significado es “mezcla propia”), aparece un compost interior que, al recibir luz, libera caminos de interpretación y nos invita a que, una vez conocido el mundo en nuestro pueblo, nos aventuremos a vernos reflejado en el-lo otro.
De esta manera, nos acerca a una práctica contemplativa donde, desde el encuadre, la separación, la previsión del protocolo, se sacraliza el tiempo y el espacio y se construye un templo para ése sí-mismo en su re-encuentro.
Allí “la naturaleza replegada sobre si misma se tranforma”.

Sebastián Sánchez Zelada












Güell  C (2014)
43x48cm.
Backlight







Genaro (2014)
48x48cm.
Impresión Inkjet










S/T, de la serie Adiciones (2014)
28x42cm 
Backlight










Ouroburos (2014)
100x100cm.
Impresión Lambda